La percepción de la corrupción en México no ha mejorado los últimos años, manteniéndose como uno de los países considerados como más corruptos en todo el mundo. Esto causa grandes problemáticas, como la informalidad laboral, la aversión a invertir y la generación de mercados poco competitivos. Pero existen acciones que pueden emprenderse desde las organizaciones para evitar formar parte de actos de corrupción, como puede ser implementar una política de anticorrupción de una empresa.
Implementar una política de anticorrupción puede ser un detonante para mejorar la integridad empresarial, atraer inversiones y evitar sufrir afectaciones, tanto directas como indirectas, que pueden provocar los actos de corrupción.
Si te interesa promover una cultura de la integridad dentro de tu organización, debes seguir leyendo este artículo.
¿Qué es una política de anticorrupción y por qué es importante?
Una política de anticorrupción de una empresa es el conjunto de normas y protocolos para prevenir, detectar y combatir la corrupción corporativa en sus distintas formas. Esta política establece los principios por los que los colaboradores de la organización deben guiarse al enfrentar una situación que, por tratarse de actos en los que se obtenga una ventaja indebida, puedan ser considerados como corrupción.
La importancia que tiene una política de anticorrupción radica no solo en el compromiso que se tiene por atender una de las problemáticas más grandes de México y la región, sino que también ayuda a proteger la reputación de las organizaciones que la implementan, además de promover un entorno de trabajo saludable.
Beneficios de implementar una política de anticorrupción
La implementación de una política anticorrupción en las empresas tiene múltiples beneficios. Uno de los principales es el reforzamiento de la confianza que pueden tener las partes interesadas, también conocidas como stakeholders, en la organización. Estos pueden asegurarse que sus intereses no se perderán en operaciones de recursos de procedencia ilícita o por el cese de actividades tras una denuncia.
La política anticorrupción también es una herramienta para mitigar posibles riesgos. Ya sea que existan participantes en el mercado que por sus antecedentes puedan dañar la reputación de la organización, que pueda haber desvío de recursos, información oculta, defraudación fiscal, tráfico de influencias o cualquier otro acto de corrupción que represente un riesgo para la continuidad de las operaciones.
Dado que la corrupción genera ineficiencia en los procesos, al condicionar la realización de estos por cobros indebidos, implementar una política anticorrupción en las empresas permite que la eficiencia mejore, además de mejorar la confianza, respeto y seguridad entre los colaboradores, lo cual los motivará a realizar mejor sus funciones, sin temor a ser afectados o no reconocidos por participar en actos de corrupción.
Estrategias clave para una política de anticorrupción efectiva
Para asegurarse que la política de anticorrupción de una empresa sea lo suficientemente efectiva como para garantizar que no se tendrá participación en estos hechos, es necesario aplicar ciertas estrategias que permitirán prevenir y combatir la corrupción en todas sus formas:
Compromiso de la alta dirección
Una política efectiva no solo debe ser impulsada por las áreas de cumplimiento, asuntos jurídicos o recursos humanos, sino que debe ser encabezada por la alta dirección. Desde su liderazgo se deberá promover una cultura de integridad y transparencia que logre permear al resto de sus colaboradores. No basta con que la alta dirección haga un posicionamiento sobre el tema, sino que también debe promocionar acciones a implementarse, como lo puede ser un código de ética o de conducta, la asignación de los recursos necesarios o mecanismos de rendición de cuentas.
En acompañamiento a la alta dirección, el Consejo de Administración también puede implementar medidas anticorrupción, que pueden ir desde tareas relativamente cotidianas como la supervisión de un proceso de auditoría o debida diligencia, hasta la revocación y nombramiento de cargos en la alta dirección, lo cual mandará una señal aún más fuerte de su apoyo a la política anticorrupción.
Capacitación y concientización
La implementación de una política de anticorrupción no debe quedarse en su anuncio, sino que conlleva la capacitación de todo el personal, para que puedan poner en práctica los nuevos procedimientos dictados por la política de manera correcta. También requerirán ser concientizados sobre el alcance de la problemática, el peligro que representa, sus implicaciones legales, las penas existentes y las alternativas por las que pueden optar ante una situación que podría involucrarlos en un acto de corrupción.
Implementación de controles y medidas de prevención
La política de anticorrupción de una empresa no puede solo basarse en recomendaciones, esperando que todos los colaboradores las acaten respetuosamente. Para garantizar su efectividad, es necesario implementar una estrategia de controles y medidas de prevención específicas para cada una de las situaciones de riesgo existentes.
Esto dependerá de cada organización, según lo expuestos que estén sus colaboradores a realizar compras o manejar recursos en efectivo, ser sobornados por un trato preferencial, ocultar información para sustraerla y entregarla a terceros, etc. Un buen método de control es la centralización de la información y los procesos, pues muchas plataformas en la actualidad permiten el rastreo de las actividades o alteraciones que hagan los usuarios a los documentos.
Otra medida para tomar en cuenta es implementar un canal de denuncias anónimas. La existencia de un medio en el que puedan informar sobre actividades sospechosas de otros colaboradores o experiencias propias que los hayan puesto en situaciones de riesgo permite identificar a estas, poner más atención a las posiciones más expuestas o acusadas, así como sancionar a quienes hayan participado en actos de corrupción. Para este canal de denuncias es importante guardar el anonimato de los informantes, pues la información delicada que proporcionen podría ponerles en una situación de riesgo.
Auditorías y monitoreo continuo
Realizar auditorías periódicas va a permitirte evaluar la efectividad de las medidas que implementes, además de detectar algunas situaciones de riesgo que hayan sido pasadas por alto anteriormente. Para que funcionen correctamente, las auditorías deben centrarse en aspectos como procesos internos, controles financieros y prácticas de cumplimiento. Una vez que esto se ha hecho, podrán llevarse a cabo acciones correctivas que funcionen como controles para evitar que ocurran actos de corrupción.
Una de las formas en las que se puede llevar a cabo un monitoreo continuo de las distintas actividades, transacciones y procesos, es a través del análisis de datos. Cuando las operaciones de una organización se encuentran plenamente digitalizadas, puede registrarse su progreso a través de indicadores medibles y corroborables, lo cual generará datos que permitan encontrar variaciones que podrían ser indicio de actividades no autorizadas.
Estas acciones servirán para mantener la política anticorrupción de la empresa actualizada constantemente, adaptándose a los cambios que sufra la organización y el mercado, además de mantenerse preparada para anticiparse a otros vacíos en los que se puedan desarrollar actividades ilícitas.